Buscando eliminar el estigma de las malas películas mexicanas de terror, Rigoberto Castañeda, escritor y director de KM31 se aventura con uno de los géneros cinematográficos más difíciles para demostrar que en nuestro país sí es posible hacer cine al nivel de Hollywood. De KM31 ya había escuchado varias opiniones, sobre todo buenas en la parte técnica, pero tenía que hacerme mi propia opinión.
Ésta es una cinta perfecta para verse con otros ojos; la historia puede sonar trillada pero tiene cierto nivel de originalidad —vamos, no son los adolescentes que se van a tomar a orillas de un lago y misteriosamente aparece un asesino en serie— y sobre todo la parte técnica; tanto maquillaje, efectos especiales y fotografía es lo mejor de la película, pues para ser hecha en México, tiene unos efectos especiales dignos de cualquier film Hollywoodezco.
Creo que éste es el pequeño paso que necesitaba el cine nacional para salir adelante, así como una época de terribles películas en las que Todo el poder dio un pequeño paso adelante para posteriormente venir Amores Perros y una serie de películas que si bien no son obras de arte, ya no son las porquerías de antes. Si buscan una película para morirse del miedo, en las que estén al borde de la banca y que tenga una historia super original… no la vayan a ver, pero por otro lado, si quieren presenciar lo que podría ser el inicio de una nueva era en el cine mexicano, es bastante recomendable.
Por cierto, en varios cines alrededor de la república pusieron un dummy del niño de la película junto al poster promocional.