Por recomendación de varias personas me animé a ver The Prestige, una de las cintas nominadas al Óscar por mejor dirección y mejor cinematografía. También el tema es misteriosamente similar al de The Illusionist, pues ambos tratan la historia de magos en el siglo antepasado.

La historia tiene ciertos niveles de originalidad —cosa díficil de encontrar en estos días—, es una rivalidad de dos de los mejores magos de Inglaterra que en su época de aprendices solían trabajar juntos, pero un desafortunado accidente ocasionó un recelo y que cada uno tomase su rumbo, pero ambos siempre espiando los trucos nuevos del rival y procurando boicotearlos para dejarlo en ridículo ante la audiencia.
El desarrollo de la película es bueno, aunque de pronto las 2 horas de duración sí se sienten, que termina siendo un mal síntoma. Los detalles técnicos, sin embargo, está muy bien cuidados.
Lo único malo es el final, pues hasta cierto punto es predecible y la verdad resulta una sorpresa muy desagradable. Me gustó más The Illusionist, pues aunque también se devela poco a poco en qué acabará, no se tiene una idea clara de cómo se logrará, y en The Prestige así sucede.