Estas semanas el americanismo ha estado viviendo en días duros. Las burlas, chistes y mentadas de madre están al pormayor y es que en cuatro décadas los azul cremas no habíamos llegado a tocar fondo.
La culpa, como siempre, se la echan todos; pero bien sabemos que el problema está de raíz, con los directivos que no toman en serio su trabajo. Las contrataciones son tardías, mal hechas y basadas únicamente en opiniones propias. Este, sea dicho, es un factor que a todos los equipos del futbol mexicano afecta por igual, aunque a algunos en mayor medida, entre ellos el Cruz Azul y el América.
Hoy el Ame se juega la tercera jornada de la Libertadores en casa y el domingo, en el Azul, contra La Máquina, encuentro que se vislumbra perfecto para acabar la racha de 11 partidos sin ganarle al América. Incluso el pronóstico más optimista para el América diría que será un empate.
Era en estos tiempos cuando Cuauhtémoc se echaba el equipo encima y lo sacaba a base de talento individual o de perdida, de orgullo. Tuvieron que pasarse algunos meses para darnos cuenta el hueco que hay. Hoy no hay espacio para una Cuauhdependencia, el Témoc ya se fue y lo que el equipo necesita es poner todo en la cancha, ya que ni el futbol ni las ideas fluyen.
Esto ya ha dejado de ser ganar por obtener puntos, esto ya es cuestión de honor y no por uno mismo o por el equipo, sino por la gente que estamos en las buenas y en las malas.