La gran mayoría de películas de superhéroes se ven minimizadas en violencia para llegar a públicos más jovenes. Imagínense una cinta del género con el director de 300, que no le tiembla la mano a la hora de mostrar sangre. El resultado no pudo ser nada más y nada menos que Watchmen, una película que de esta forma nos la pintaron.
La ambientación entre los años 30 y 40 y posteriormente los 80 da a entender que no será una película normal de superhéroes, sensación que acrecenta conforme va avanzando la trama. Los protagonistas, muy como en The Dark Knight, se muestran desde un lado más humano, con ambiciones personales, sentimientos y recelos.
Watchmen es una película un poco densa. Dura dos horas y media y de entrada no tiene casi nada de acción, haciéndola un poco insoportable. Luego poco a poco empieza a agarrar ritmo y tener un sentido, la historia se empieza a desenmarañar y al final… no es lo que esperaba.
Lo dicho, Watchmen es una película de superhéroes diferente.