¡Aplausos!, llegó el nuevo Campeón del futbol mexicano: los Rayados de Monterrey de Víctor Manuel Vucetich, quien dirigió a La Pandilla a la victoria 1-2 (6-4 global) sobre el conjunto de Cruz Azul en el duelo de vuelta de la Gran Final del Apertura 2009.
Aldo de Nigris al minuto 54 y Humberto Suazo al 90’, tuvieron el privilegio de rayar la cancha del Estadio Azul para fundirse en un abrazo imaginario con su afición, que se volvió loca al celebrar la tercera estrella de la institución de regiomontana.
La Máquina encontró un rayo de esperanza con un tanto de Alejandro Castro al 77’, sin embargo, carecieron de claridad para abrir a un visitante que llegó para ganar merecidamente aunque con poco espectáculo.
Tres subcampeonatos en cuatro torneos y 12 años que siguen sumando días de amarga decepción para la afición celeste que esta noche se tapó los oídos para no sufrir al escuchar: ¡Arriba el Norte!.
En esta ocasión parecía ser otra final casi de libreto. El súbito y lamentable deceso de Antonio De Nigris el mes pasado al parecer unió y motivó a todo el equipo de Monterrey. De menos a más, en la liguilla fue sorteando rivales, primero el América —al cual me parece en gran parte fue debido al mal planteamiento de Chucho Ramírez, pero sin quitar mérito—, luego al Toluca y finalmente al Cruz Azul, con un partido de ida de emociones permanentes, con un gol tempranero, una voltereta de 1-3 ganando el azul al medio tiempo y tres goles para el complemento poniendo a Monterrey en ventaja para la vuelta, que se esperaba sería para el Cruz Azul.
Con muchas menos emociones, pero con mucha más tensión, los azules comenzaron atacando pero no vieron claridad. El primer tiempo se fue como empezó y todo se decidiría en el segundo. Y como de película, Aldo De Nigris haciendo el gol que alejaba las esperanzas del local por dos tantos. Diez minutos antes del final, Cruz Azul encontró el descuento y el pronóstico sería un final para morirse en la línea, pero luego llegó Suazo y decretó el triunfo de los regios.
Felicidades al Monterrey, que encontró un balance perfecto, mística y contundencia, sobre todo en casa, con la idea de llevar ventaja en el juego de ida y tener menos presión de visitante.
Cruz Azul, por su lado, parece que la infección de los malos resultados contra el América también se ha esparcido a las finales, que en dos años han llegado a tres y esta, con la que cerrarían de local emocionaban a la afición. Finalmente no se pudo y la maldición sigue. Punto y aparte, pero el azul se vio ampliamente beneficiado en prácticamente cada partido jugado; con un penal a favor o no marcados en contra, pues fueron en momentos clave. En fin, fueron las circunstancias de un juego en el cual el factor humano también cuenta.
Hoy Monterrey no duerme. Felicidades!