Con gráficos pixelados, color vino en diferentes tonos, un misterioso título y un toque muy lúgubre, comenzamos tomando el rol de un tipo en un cementerio, de donde tenemos que empezar nuestra aventura muy al estilo de los primeros videojuegos: yendo hacia la derecha.
El juego hace un excelente trabajo para enseñarnos los controles básicos: flechas direccionales para movernos y saltar y barra espaciadora para disparar, una vez que tengamos la pistola. Así de sencillo.
No quisiera arruinar la experiencia, así que sólo diré que le den una oportunidad a Don’t Look Back, que no resulta el juego más difícil del mundo, pero hay zonas en las que se batalla considerablemente. Afortunadamente, en ese punto en específico, no resulta tan frustrante pues nos quedamos justo en la pantalla anterior.
Sólo les diré que el final lo vale, como en las buenas películas del género del suspenso.