Muchos años han transcurrido desde que caí en cuenta por primera vez de que en Chihuahua mi futuro no estaba. Con los sucesos de los últimos años me he convencido aún más. Cuando vives en un lugar pequeño sacrificas muchas cosas que puedes tener en las grandes ciudades —más eventos, lugares recreativos para todos los gustos, las Universidades y puestos laborales más codiciados del país—, pero obtienes otras cosas, entre ellas tranquilidad. En Chihuahua un asesinato era un acontecimiento raro. No les tengo que decir cuál es la situación actual, que aunque está esparcida por todo el país, siento que nos ha afectado mucho acá. La gente era reconocida por ser amable y servicial, pero con tanto crimen y violencia, poco a poco hemos dejado de serlo. Constantemente veo que todo está mal, la ley parece ser aplicable sólo para algunos que más o menos queremos hacer derechas las cosas y la impunidad es cosa de todos los días. Más que echarle la culpa a alguien, ya nos echamos a perder nosotros mismos. Y eso no me gusta nada.
Y como dicen que no hay mejor momento para buscar un trabajo cuando no necesitas uno, este es el momento perfecto.
Quiero cambiar la vida de las personas. Desde los bancos hasta la educación, pasando por la industria del entretenimiento y los libros, todo está cambiando gracias a la tecnología. Quiero Necesito ser parte de ese cambio.
El marketing e Internet son las dos cosas que me apasionan más en la vida. Una la he estudiado, en la otra he trabajado más de 10 años. Ambas son herramientas poderosísimas que han moldeado al mundo en los últimos veinte años. Quiero trabajar en un proyecto que tenga el potencial de mejorar la vida de las personas, cambiar la forma en la que se trabaja, poner de cabeza a una industria y con un poco de suerte, cambiar al mundo para bien. La tecnología tiene el poder de hacerlo. Ser escépticos del status quo, la creatividad, la ejecución y el diseño son los factores que separan una idea ganadora de una perdedora.
Y es aquí donde pondría mi curriculum. Pero ustedes me conocen, han visto mis proyectos —así como las cosas que deshago—, saben que me gusta escribir, que la web me ha dado muchas cosas y trato de retribuírselo, saben los valores que son importantes para mí, que me gusta aprender y que no tengo miedo a equivocarme. No les puedo poner una mejor carta de presentación.
El trato es sencillo: el proyecto, una oferta económica, hospedaje por algunas semanas y los gastos del viaje los negociamos. Por otro lado, si alguien me consigue un trabajo, ofrezco un mes de sueldo como recompensa.
No hay límite de tiempo. La promoción acaba al agotar existencias. Cualquier propuesta, duda o comentario es bien recibido.