En tan sólo cuarenta y cinco segundos, este corto realizado por Chris Milk dice tanto, sin utilizar ni una palabra. Y es que es como la vida misma, es tan breve que parece cambiar demasiado en tan sólo un abrir y cerrar de ojos.
Son varias las imagenes en las que me he proyectado y he recordado momentos de mi vida. Por alguna razón, la mirada del perro fue una de las cosas que más me hizo sentir, creo que me ha hecho recordar al más fiel de mis amigos.
Es impresionante el ambiente que se crea. Cada segundo de este video está planeado, la elección de la música es perfecta y el mensaje es muy claro. Disfrutemos la vida, chingado.
(Perpetrado de corcholat)