En repetidas ocasiones he constatado mi poca afición al trabajo de Dreamworks, por ser una productora que se enfoca mucho a la cantidad y difícilmente a la calidad. Parece que en los últimos años eso ha cambiado —junto con el aparente desplome de Pixar―. Por los comentarios buenos, decidí darle una segunda oportunidad a películas como Kung Fu Panda. Hoy fue el día.
Grata sorpresa la que nos muestra el panda. Ambientado en la China rural, la acción, el humor y una muy sana dosis de filosofía se conjuntan para traernos hora y media de muy apto entretenimiento para cualquier público.
Después de Shrek, parecería que Kung Fu Panda podría convertirse en la más grande apuesta de Dreamworks para los próximos años. No es increíblemente divertida como la agradable sorpresa de Madagascar 3, pero tiene una mezcla muy intersante de elementos. Ahora habrá que ver la segunda parte para constatar mi teoría.