Todo comunica. Esa fue una lección que aprendí en una clase, pero que entendí mucho después. Cuando conocemos un objeto, su nombre, color, textura, olor y otras características —muchas veces ajenas—, hablan mucho de él. Este proceso es una batalla interna que se gesta en el cerebro y que ayudan a determinar algunas cosas sobre lo que estamos viendo. En el caso de los productos y servicios es lo mismo y nos sirve para determinar el valor estimado para nosotros —qué tanto nos sirve o lo necesitamos— así como una cantidad justa para pagar. Se nos hace caro un producto cuando sus ventajas no compensan la diferencia del costo estimado y el precio del bien en cuestión. Es barato, por el contrario, cuando el resultado de este mismo cálculo es al revés.
Tres detalles importantes de el precio:
- Habla demasiado de la calidad del producto (comprarías una bolsa de pan que cuesta la mitad del precio de una de Bimbo?)
- Es la variable más fácil de modificar (si no se vende a $30 pesos y te costó $10, puedes ponerlo a $15 sin ningún problema)
- Es muy complicado aumentar el precio una vez que ya está posicionado (al subirle sus costos, lo que hacen empresas como Bimbo en lugar de subir el precio, bajan el gramaje)
En el mundo de los freelances, se considera un arte oscuro y milenario, del cual, de saber manejarlo, abrirá la puerta a grandes riquezas. Estos últimos tres detalles son de especial importancia para todo aquel que trabaje por hora; especialmente el último punto. Una vez aceptado un precio por hora, va a ser imposible subirle, y contrario a Bimbo, no es posible bajarle los minutos a una hora.
P.S. What Consulting Companies Can Learn From Product Companies Muy interesante lectura; los ingresos constantes son el mejor tipo de ingreso.