En el mundo deportivo lo tienen muy claro: el rival no es el enemigo. En los negocios y en el trabajo, no tanto. Solemos tratar a nuestra competencia con desprecio, recelo y amargura.
Irónico, pero una buena relación con tus competidores puede ser muy rentable; desde referencias para clientes de lo que haces hasta provechosas contrataciones, que resultan en un ganar-ganar para todos.
Aprende de tu competencia, relaciónate con ellos, mándales los clientes que no puedas atender y satisfacer, recomiéndales a las talentosas personas que no puedas contratar (y consigue dos amigos!).
Obtén una ventaja competitiva en tu competencia y ve cómo ambos pueden salir ganando.