De un teaser que no me convenció a un score en Rotten Tomatoes que me sorprendió, Frozen tiene el potencial de ser la mejor película animada de invierno —y no es que en estos tiempos haya muchas—.
Frozen: el musical una aventura congelada fue la excusa perfecta para volver a cuentos de princesas. Con un comienzo muy bueno, la película poco a poco fue perdiéndose en ritmo, con demasiadas canciones que desde hace mucho tiempo no extrañábamos. El humor es contrastante, pues hay partes en las que es genuino y hay otras en las que se nota muy forzado.
Si no hubieran abusado de las canciones, Frozen podría tener una buena nota. Sin embargo, no lo hicieron y aunque no me atrevería a decir que es mala, sí hay que pensarla dos veces si no les gustan las viejas fórmulas de Disney, exageradas en esta ocasión.