No puedo imaginarme las circunstancias que alguien tuvo que pasar para no escuchar de Flappy Bird. El último juego sensación para teléfonos tuvo un final prematuro esta semana en la que el creador decidió quitarlo de la tienda. Desde entonces, una amplia legión de clonadores ha tratado de emular el suceso para quedarse con una pequeña parte del pastel.
Con clones, parodias y tributos —o como les quieran llamar— por doquier, la long tail nos dice que habrá mucha basura, pero de todo esto emergerá la calidad. Terry Cavanagh, creador de VVVVVV y Super Hexagon ha tomado el concepto de Flappy Bird no sólo ha logrado potencializarlo, sino también darle un toque propio con Maverick Bird.
A un ritmo musical frenético, tenemos que lograr que nuestra.. figura geométrica pase por los huecos de los obstáculos, presionando arriba para aletear —de alguna forma— y abajo para caer en picada. Después de los primeros obstáculos, tendremos más variedad, y siempre una experiencia nueva.
Si de Flappy Bird puedo decir maravillas debido a su fantástica sutileza en el diseño de su mecánica —simple, pero retadora; con una estética familiar, pero diferenciada—, con Maverick Bird no me puedo quedar corto. A veces, menos es más, pero en esta ocasión, un elemento adicional es lo que le da sazón al juego y otro nivel para domarlo por completo. El diseño de los escenarios es también un elemento muy bien pensado y ejecutado, al igual que la música. Y finalmente, la estética; la firma que sólo Cavanagh puede poner y que pocos en el medio pueden decir que lo logran —McMillen, 2dboy, Dan Paladin son los primeros que me vienen a la mente—.
Incluso puedo ver esto como un tema para un game jam; Uninspired—encontrar juegos con conceptos mal ejecutados o incompletos y mejorarlos.