Como un buen país capitalista —el mejor, de hecho—, esta tradición, al igual que muchas otras cosas en su cultura, gira en torno al dinero. Y en su concepción, esta festividad es brillante por cualquier lado que se le quiera mirar. Veamos por qué.
Primero, este día marca el inicio de las festividades; mientras en México debatimos cuándo podemos poner el arbolito de Navidad, ellos tienen un día definido; el último jueves de Noviembre. Luego, es un día de descanso obligatorio seguido del black friday, que también se descansa y es la fecha en la cual hay descuentos por los cuales miles están dispuestos a quedarse en la intemperie para ser los primeros en la fila.
En el thanksgiving se acostumbra comer pavo; un alimento que es difícil de imaginar fuera de temporada. Las familias suelen reunirse y disfrutar de los más espectaculares partidos de la NFL sin preocuparse por el trabajo o la escuela, al menos hasta el lunes.
Esto, evidentemente, alguien lo diseñó. Alguien planeó el proceso; que hace cientos de años un evento aislado sentara un precedente es sólo una excusa para hacer algo más grande; un fin de semana largo, una exquisita cena familiar un mes antes de navidad para iniciar las celebraciones; un día en que el capitalismo abre sus puertas para que puedan comprar regalos—ya sean para otros, o para ellos mismos; y un día en el que la mayoría vuelve a casa, sin importar las barreras.
Honestamente siento envidia de un proceso tan bien pensado. Frío, hueco o vendido—pero bien diseñado.