Si me preguntan, hay sólo dos cosas que deberíamos comprar a crédito: un carro o una casa. Y del primero no estoy tan seguro.
Los humanos somos malos para pensar a largo plazo. Esto, en conjunto con una máquina mercadológica y social que nos empuja a tener más, nuestros pobres cerebros están indefensos. Y las consecuencias no sólo son a nivel personal, la crisis del 2008 fue a causa de los créditos.
La trampa de los meses sin intereses parece plana y obvia: el precio mostrado es el real, el que se va a dividir entre seis, doce, o dieciocho meses, no hay porcentajes ocultos, ni costos extra. Excepto que sí hay: el precio que se muestra ya tiene intereses, en la mayoría de los casos. Pregunta cuál es el precio de contado, y si este no baja es porque de verdad les interesa vender a crédito y es el precio que el público está dispuesto a pagar.
Les ofrezco una alternativa: crédito pre-pago. Eso que quieres comprar a crédito, comienza a ahorrar hoy todo lo que puedas y ve cómo vas a poderlo comprar a contado, en menos tiempo, a un menor precio y sin adquirir deuda. Si no nos alcanza para algo así, incluso ahorrando, es momento de preguntarnos si realmente lo necesitamos.
El crédito es una cosa maravillosa, pero para verlo así hay que estar detrás del mostrador, no enfrente. De otra forma, sólo sirve para generar deuda, desestabilizar nuestras finanzas y convencernos de necesitar algo que realmente no podemos pagar.
Meses Sin Intereses fue escrito por fael el día lunes 17 de agosto de 2015 a las 9:30 p. m.