Si el nombre de Alan Turing no les suena, simple y sencillamente inventó las computadoras. Un brillante matemático inglés que fue perseguido toda su vida por ser homosexual hasta cometer suicidio, un genio incomprendido. Lo que desconocía de él era su interés en torno a la criptografía y cómo ayudó a Inglaterra a ganar la Segunda Guerra Mundial. Precisamente de esto trata The Imitation Game.
Con mucha justicia, una película nominada al Oscar. Bien ambientada, con un libreto muy bien hecho y una fluidez que realmente pocas películas de carácter histórico lo logran. Desafortunadamente creo que al trasladarlo a Hollywood, el argumento fue muy exagerado para agregar momentos de tensión, suspenso y drama que tal vez la historia original careció. Se supone que está basada en un libro del mismo nombre, pero apostaría a que se tomaron algunas libertades argumentales—más de las que podrían mantenerme cómodo.
The Imitation Game es un gran tributo a Turing, un genio al que ni la historia, pero mucho menos su país le hizo honor. Hace un par de años se le otorgó el perdón real póstumo. No me puedo imaginar hasta dónde habría llegado Alan Turing de seguir su vida normal.