Para cambiar un comportamiento o conducta podemos poner reglas, leyes y normas, podemos intentar impregnar las conductas deseables en la cultura, pero la más fácil es a través de gamification mecánicas de juego.
Y sin embargo, no aceptó la culpa y se tuvo que hacer un proceso completo de peritaje y un juicio para determinar responsabilidades.
Un accidente de por sí nunca es bienvenido, más aún cuando se ponen trabas y, además de las evidentes consecuencias de no tener carro para transportarnos, la pérdida de tiempo en juicios y todo el proceso lo hacen aún peor. Mucho más cuando sabemos quién tiene la culpa, y cuál va a ser el veredicto.
Todo esto se puede evitar mediante un balance entre riesgo y recompensa. La señora, al saber que iba a resultar responsable del accidente, solicitó alargar el proceso, apostándole a que por minúscula oportunidad tuviera de salir victoriosa, era mejor a lo que ya tenía. Incluso si ponemos que sus probabilidades de ganar eran del 1%, apostar a esta posibilidad no le iba a quitar nada.
Por el contrario, si la mecánica fuera que en caso de que nadie se llevara la responsabilidad, la multa del resultado del juicio llevara un costo del doble, apuesto a que pocos se arriesgarían por posibilidades muy bajas. Esta mecánica motiva al culpable a declararse como tal, ya que si pagar hoy $100 a pagar mañana $200 de resultar culpable, pocos se arriesgarían.
Al final, mi mamá resultó libre de culpa—lo evidente. Las reglas, normas y leyes ahí están, pero son insuficientes para cuando alguien quiere aprovecharse del sistema. Y esto es un claro ejemplo de lo que se puede hacer por el gobierno, pero esta mecánica puede aplicar para muchas cosas, desde la vida personal, hasta con empresas y sus clientes.
Riesgo vs. Recompensa fue escrito por fael el día martes 30 de junio de 2015 a las 12:02 a. m.
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