Diseñar es un trabajo sencillo: sólo se requiere forma, color y espacio; una mezcla de tipografías y se acabó. Pero también requiere investigación: ver, observar, evaluar y distinguir lo que hace la competencia local, pero también internacional e incluso sin ser competencia.
La tipografía también da personalidad; la imagen de una funeraria no puede tener las mismas elecciones tipográficas que tendría un parque de diversiones. El trabajo del diseñador es elegir de forma elegante, qué disfraz se va a utilizar para hablarle a la audiencia, así como un traje, unos jeans o un short nos habla mucho de la persona—incluso antes de que haya hablado.
El trabajo de un buen diseñador es comprender que, si bien utilizamos máquinas como medio, el fin son los humanos. El diseño debe crear empatía, tener personalidad y, tal vez, hacerle más feliz el día al humano que lo usa.
Ahora que tocamos el tema de humanos, esto es el comienzo de user experience—de la realidad de cómo va a ser usado aquello que se está diseñando. El trabajo del diseñador es hacer sentir al usuario como un superhéroe y evitar que cometa errores que puedan traer consecuencias desastrozas. Un buen diseñador debe saber responder dos preguntas base: «qué quieres lograr que el usuario haga?» y «qué problema quieres resolver?»
Un diseño pensado, planeado y probado puede reducir los costos de servicio al cliente, puede aumentar la satisfacción en torno a un producto y tiene el potencial de hacer un mundo mejor.
El trabajo de un muy buen diseñador es ver los pequeños detalles y cómo se interrelacionan entre sí: no sabe sólo diseñar logos, los inspecciona con una lupa para que se vean nítidos, detalle que la computadora jamás podrá hacerlo por él. Conoce lo maravilloso del cerebro humano, en el que el centro geométrico no es necesariamente el centro que nosotros vemos. Esto también se tiene que ajustar manualmente.
Un excelente diseñador comprende las limitaciones de nuevas plataformas; itera y comparte su trabajo y prueba.
Pero lo más importante: a un fantástico diseñador le importa el problema, busca la solución y se mantiene flexible y abierto a otras ideas.
Lo más interesante del asunto es que un diseñador no necesariamente está trabajando en la computadora con Photoshop o Illustrator—hay tantas cosas que requieren diseño que los sitios web, las apps, los servicios digitales, mobile y e-commerce son sólo una pequeña fracción. Uno de los mejores diseñadores puede ni siquiera saber utilizar Photoshop, pero está pensando en todas las ramificaciones que puede tener una nueva funcionalidad y entiende que es mucho más que agregar un botón. O entender la experiencia de compra de principio a fin. Su trabajo puede tener tanto o tan poco que ver con colores y formas como el problema lo amerite.
La realidad es la siguiente: todos somos diseñadores. Creamos el camino que cientos, miles o —si somos un poco afortunados— millones usarán; el profesor de universidad y cómo motivar a sus alumnos; la farmacia y el proceso de primero pedir el medicamento y luego pagarlo; el servidor de gobierno que quiere reducir la burocracia y la forma de pago en una tienda en línea, por citar algunos.
Si no trazamos el camino —al menos la mayor parte—, estamos dejándole demasiado a la suerte, y la experiencia del usuario probablemente no será placentera y se cambiará tan pronto haya una mejor.
El trabajo del diseñador es fácil en la medida en la que desee dejar de involucrarse.
P.S. Buscamos diseñador Si te gusta resolver problemas, eres bienvenido.
El Trabajo del Diseñador fue escrito por fael el día lunes 11 de abril de 2016 a las 8:34 p. m.