Como casi siempre sucede, una franquicia, pero principalmente, un negocio, no puede morir tan fácil. Con X-Men ya había sido suficiente caos, un reinicio era más que evidente, y este comenzó con First Class.

He de decir que este inicio fresco le ha traído buenos y renovados bríos a un universo que tiene mucha sustancia. Las expectativas son cumplidas al cien por ciento, con una trama muy sólida, una dinámica muy interesante entre el bien y el mal, buenos argumentos para justificar las intenciones de los personajes y una muy destacable elección en el casting.

Lo que también es indudable es que X-Men: First Class es una adaptación muy libre de los cómics, la TV e incluso sus mismas precuelas—está plagada de inconsistencias. Pero para uno que nunca fue muy fan de los cómics o de la serie animada, es muy bienvenida, ya que es muy buena.