Lo más increíble es que estos sentimientos no discriminan, no importa de qué lado estés.
En mi historia con el América lo he vivido todo; el espectacular equipo de Beenhakker, la aparentemente interminable sequía de 13 años, las historias de los héroes de antaño, decenas de entrenadores pasando con mucha más pena que gloria, la espectacularidad del equipo de Mario Carrillo, los mejores años de Cuauhtémoc, el Maracanazo que nadie esperaba en medio de la peor crisis en su historia, la inspiración de Salvador Cabañas y la final soñada. Y eso, tan solo en 30 años.
Hoy por hoy, el equipo pasa por un mal momento. No hubo partido del centenario, no hubo un refuerzo europeo que hiciera temblar a los rivales, ni los resultados se han dado, fuera de aquella destacable remontada ante Cruz Azul, del mes pasado.
Ódiame más, por que estamos aquí para quedarnos otro siglo, en el que te estaremos recordando lo que es la envidia, las justificaciones, los comentarios de los árbitros comprados y las teorías conspiratorias de por qué gana el América. Y las preguntas de por qué otros equipos no logran tanto; les falta mucho por recorrer, y muchos títulos por ganar.