Estas empresas tienen oficinas, la gente se acerca para ver qué clase de truco hay detrás de todo esto. No hay truco, asegura el personal. La empresa se ve seria, tienen un establecimiento y hay otra gente, por lo que debe ser real, cierto?
Cada que se aleja el verano, en los mismos periódicos de la misma ciudad, comienzan a aparecer noticias de familias estafadas. Consideremos que Chihuahua está al otro lado de la república, que ningún hotel respetable, en uno de los destinos turísticos más importantes de México podría costar menos de mil pesos por noche, y mucho menos en temporada alta.
Las empresas, y sus locales, se desaparecen de la noche a la mañana cuando la fecha del viaje se va acercando.
Este viernes sale la noticia de que Miguel Islas, fundador de Kangou, una empresa de entregas on demand, estafó con un millón de pesos a los usuarios de Fondeadora que buscaban convertirse en inversionistas de su nueva empresa, Foodies. Miguel no ha podido ser localizado y dejó de responder a los inversionistas hace un par de meses.
Las compañías de crowdfunding tienen muchas virtudes: podemos apoyar a proyectos que creemos interesantes o innovadores, teniendo el producto a un precio menor que cuando se ponga a la venta; o nos podemos convertir en inversionistas tempranos para ver un crecimiento exponencial de nuestro dinero si llega a ser una compañía exitosa. Ninguna empresa de crowdfunding va a pensar en cómo su plataforma puede ser utilizada para dañar—pero todas deben prepararse para ese caso.
Leo el artículo en Expansión y no puedo evitar pensar en la gente estafada de Chihuahua, pues son básicamente lo mismo: personas ambiciosas cegadas por sus propios deseos —de unas buenas vacaciones, o de tener dinero— de algo que flagrantemente sonaba raro. Uno de los afectados, «Juan», invirtió $5,000 pesos por hacerse partícipe del 1% de la empresa. Entre más de 180 inversionistas, se entregó entre el 70% y 80% del negocio.
Igual que un viaje a un destino paradisiaco desde el otro lado de la república en temporada alta y a un precio que es demasiado bueno para ser cierto, los usuarios de Fondeadora habrían dejado a un hipotético Mick Islas con solamente el 20% de la empresa.
Los focos rojos fueron varios: Mick ya tiene un negocio muy similar, para qué separarlo?, y más importante, para qué buscar inversión para esta nueva empresa? Ahora, motivos pudieron haber existido ―legales, técnicos, de negocios—, pero quién en su sano juicio entregaría el 80% de su empresa antes de iniciar? La idea de emprender algo —ya sea un startup, o un negocio convencional— es crear nuestro propio ingreso. Entiendo que las inversiones son necesarias, a veces la tecnología requerida es uno de los mayores retos y teniéndola solucionada, el negocio podría correr solo. Pero en este tipo de negocios no; el mayor costo podría ser pagarle a los repartidores.
No soy abogado, pero si no hay contratos, lo más que podría afectar a Mick es su credibilidad —y tal vez el tema de impuestos—, ya que no está haciendo nada ilegal. Los que estarían en mayor problema sería Fondeadora, porque ellos recibieron el dinero y ahora tienen a 180 personas enojadas.
La lección es que si es demasiado bueno para ser cierto, es muy probable que no sea ni bueno, ni cierto. La ambición tiene un precio y en esta historia todos —hasta Mick— van a terminar pagando.
P.S. Viáticos, el SAT y tú: ¿por qué es tan difícil hacer reportes de gastos? Los viáticos son particularmente difíciles de gestionar en una empresa, aquí detallamos por qué.
Los Riesgos del Crowdfunding: Fondeadora vs Kangou fue escrito por fael el día domingo 9 de octubre de 2016 a las 12:54 p. m.
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