De una forma tan sorpresiva como lo fue apresurada, Chivas anunciaba anoche que volvería a Televisa, aunque no de forma abierta. Tras 10 meses de haber nacido, el proyecto parece comenzar su deceso: los ingenuos suscriptores actuales a la plataforma, seguramente ya cuentan con TDN o blim, por lo que seguramente será más cómodo ver sus transmisiones en la TV, y no en una plataforma que nunca tuvo estabilidad, ni con Cinépolis, ni con Claro Video.
En el negocio de los ojos, lo más importante es mantener y hacer crecer las audiencias. La estrategia siempre debe ser encaminada a eliminar procesos complicados y a encontrar los canales adecuados. Los ingresos vienen en proporción a las audiencias, y no a la venta hacia ellas. Los clubes de futbol negocian los derechos de transmisión proporcionalmente a las audiencias que logran, que a su vez son distribuidas por un medio masivo de comunicación, lo que podría lograr que el próximo año sus derechos fueran mejor valuados, si obtuvieron buenos resultados y nuevas audiencias.
Un círculo virtuoso en todo su esplendor.
Y luego hay modelos de negocio a los cuales se le vende directamente al consumidor, y posteriormente se vende la audiencia. El caso más claro es la televisión de paga, que en sus inicios su objetivo era eliminar anuncios y proveer contenido exclusivo a cambio de una suscripción, pero pronto se dieron cuenta que al cliente no le importaban los anuncios, por lo que las cableras hoy en día siguen teniendo un doble modelo de ingresos, pero este ejemplo es raro: normalmente es un modelo basado en la atención, o de paga.
Chivas nunca se fue de Televisa: los derechos de transmisión se mantuvieron en Univisión para Estados Unidos, lo que hizo trivial la piratería, y evidente la tremenda estupidez que hicieron. Hoy vuelven, pero como contenido premium, y mostrando que jamás entendieron el panorama del futbol, los medios digitales, la piratería actual, y el negocio de los ojos.