Utilizamos las marcas para diferenciar: para mostrar que son de cierta calidad, vienen de un lugar en especial, o representan un estilo de vida. A pesar de que el concepto parece muy moderno, la realidad es que ha sido usado por mucho tiempo: la palabra inglesa brand proviene de su homógrafo holandés brand que significa quemar—una forma muy eficiente de dejar una huella en prácticamente cualquier superficie.

Hoy, registrar una marca es importante debido a que se requiere un documento que acredite que tal combinación de palabras o símbolos se nos ocurrió primero a nosotros que a alguien más. Lo mismo con una patente: solo que esta es, a grandes rasgos —no soy experto— el registro de una idea que a través de un proceso sistemático obtiene cierto fin. Acreditar ambas es fundamental para cualquier negocio que dependa al menos un poco, de la innovación; registrar la marca es necesario para todos.

Un detalle para México es que el software no se puede patentar. Debido a que nuestra legislación antecede por mucho a la creación y a la popularización de las computadoras, registrar un proceso que tiene que ver con software se tiene que hacer ante la SEP como derechos de autor, ya que el código, al ser palabras (y números, y símbolos), es considerada una obra literaria.

Tanto patentes por invenciones no relacionadas a software, como marcas, se registran ante el IMPI, y es un proceso que es mucho más difícil hacer en línea que yendo a una de las oficinas.

P.S. Feliz cumpleaños, Foo Hoy hubieras cumplido 15 años, mi fiel amigo.