Hace ya algunos años, una persona se acercó a osom para involucrarnos en un proyecto muy ambicioso. Para una agencia de marketing en crecimiento, vimos una oportunidad de oro para conseguir estabilidad en conjunto con un grupo bien conectado buscando inversión.
Nuestra tarea sería de entrada crear una plataforma web para crear contenidos y la cual sería el punto de partida para los siguientes planes: la app llegaría pronto, luego una película, música, una serie animada e incluso una obra de teatro estaba considerada. El proyecto era retador y emocionante; había poca competencia y un gran potencial de crecimiento.
En la vida nos encontraremos con estas personas, que solo nos necesitan para conseguir un propósito en su vida, y nos ven como el único obstáculo entre el punto A y el punto B. Piensan que su tiempo es más precioso que el nuestro, su esfuerzo más importante que el propio, y suelen exigir calidad, pero entregan muy poco.
Desde que optamos por no participar más en este proyecto, he pensado en optar por no dejar entrar a mi vida a gente que entrega puras migajas; de su respeto, de su atención, de su cariño, de su tiempo, paciencia, empatía, calidad, amor, hospitalidad, compasión y humanidad.
La vida es muy corta para perder el tiempo con personas que entregan pedacería de lo que les sobra. Podrán ser famosos, influyentes, poderosos y ricos. Pero es mejor conectar con alguien que nos respete y podamos respetar.
(Debemos de notar que hay cosas que no son valiosas por su cantidad; sino por su calidad—pueden ser 15 minutos, una semana, o seis meses; lo importante es que cuenten.)