Después de las infumables películas de Wolverine que —literalmente— solo un productor puede amar, la expectativa en torno a Logan era alta; primero, por dar un revés total a la serie, y segundo, para darle una buena despedida a Hugh Jackman.
Prácticamente sin saber nada, entré a la sala a ver Logan y a esperar a que me sorprendiera—y lo consiguó de una forma muy grata. Desde los primeros minutos se establece el personaje, la situación y el tipo de historia que veremos —una a la que no le tiembla da miedo nada—.
No siendo un gran seguidor de la saga de X-Men, la pinta de este futuro me ha encantado, y es un gran detalle ver a personajes clásicos tan bien apreciados, asi como las nuevas caras; en especial Laura. El fluir de la película es muy bueno y tiene momentos de tensión, de alegría y evidentemente, de acción.
Logan, como película, no le teme a nada: es una apuesta al todo o nada en la que en el peor de los casos sería de la misma calidad que las otras que acompañan la historia de Wolverine, y que en el mejor de los casos, sería espectacular. Y esto último es lo que obtuvimos: una brillante despedida del actor que junta todo esto, y posiblemente, mi película favorita de los X-Men.