Es fácil tomar la decisión éticamente correcta cuando no hay mucho qué perder.
En el futbol es difícil encontrar algo que sea más importante que el juego y su objetivo; la victoria. En torno al juego se hace una estrategia, se contratan jugadores, se realizan entrenamientos. Son decenas de horas de preparación para unos míseros noventa minutos que separan a un equipo de otro de la victoria. El juego es claramente lo más importante.
Este fin de semana, Marcelo Bielsa y su equipo se encontraron con una curiosa situación: un gol a favor por ignorar el fair play; había un jugador lesionado del equipo rival, que es un escenario que normalmente se debe respetar sacando la pelota para que pueda entrar la asistencia médica. El Leeds United se encontró con una ventaja y Bielsa, siendo el gran genio del futbol que es, ordenó a su equipo anotarse un gol.
El video relata solo una parte de la historia. Este es un partido importante; de ganar, el equipo tendría oportunidad de ascender directamente a la primera división, con otro resultado tendrían que jugarse la promoción en un juego de eliminación.
Incluso hay un jugador que desobedece a su entrenador y trata de detener el avance. Esta es una persona que tiene sueños y aspiraciones, que quiere ser protagonista en la Liga Premier, que seguramente ha sacrificado mucho para ser un profesional en el futbol, y estando tan cerca, es aparentemente fuego amigo el que termina asesinando estos sueños.
El trabajo del líder es tomar decisiones. Nos encontraremos con quienes no estén de acuerdo, con detractores y críticos, y con quien seguramente afectaremos. Nos veremos tentados en justificar esta ventaja; todo mundo lo hace, o no fue por malicia —fue circunstancial—; o es una de cal por todas las de arena (balanceando esta vez las que hemos sufrido anteriormente).
Marcelo Bielsa y el Leeds probablemente perdieron el ascenso directo, pero se ganaron las palmas y el respeto de rivales, fanáticos e indiferentes por igual. La siguiente vez que un equipo se enfrente al Leeds sabrán que, ganando o perdiendo, el resultado fue justo, el juego fue limpio y el rival fue honorable.
Resulta que sí hay algo más importante que el juego.