En lo que es posiblemente una de las sagas más sorpresivas en la historia del cine, Glass nos promete un desenlace de esta trilogía. Confieso no haber visto Unbreakable hasta hace un par de meses —y después de haber visto Split—, pero considero la vara está alta en función de las dos primeras entregas.
Nada mal. Glass tiene sus momentos buenos, interesantes y trascendentes; pero también se siente un poco cliché, incómodo y forzado. A destacar, por mucho, la actuación de James McAvoy, que crea los mejores momentos en la cinta.
A mi parecer es muy bienvenido este nuevo enfoque a un género que es totalmente dominado por dos monstruos de la industria.