Esta semana es muy probable que hayas visto que tu banco ahora te está pidiendo acceso a tu ubicación. Esto es parte de una reforma que viene desde 2019 y que entró en efecto la semana pasada. Como es costumbre, no se nos explica para qué, ni qué harán con esta información. Se mencionan temas de lavado de dinero y financiamiento ilícito, pero no se explica cómo mi ubicación ayudará a combatirlos.

Mi ubicación geográfica al momento es un dato muy sensible, en especial si consideramos que el banco tiene ya prácticamente todos mis datos personales; no solo sabe mi dirección y mi teléfono para ofrecerme un sinnúmero de seguros y servicios financieros, también sabe lugar y fecha de nacimiento, ingresos, hábitos de consumo y puede inferir donde he estado, y mis lugares favoritos.

No me considero un extremista por mi privacidad—sé que muchas empresas tienen mi ubicación en este momento, y un montón de datos más—, pero entregarle este último eslabón al banco es un punto y a parte, principalmente por toda la información oficial que tienen de mí; Google, Amazon y Facebook tienen que inferir muchos datos, el banco no necesita hacerlo—ya lo tiene confirmado.
Se habla de que apps de envíos y de transporte ya tienen nuestra ubicación, qué más dársela al banco? La respuesta es sencilla: si esas apps no tienen el dato de dónde estoy, no pueden hacer su trabajo. Para el banco este argumento es nulo.

Parece que cualquier nueva tecnología puede (y va) a ser utilizada en contra de nosotros. Probablemente la única forma de preservar lo poco que nos queda de privacidad es a través de quienes nos brindan esta tecnología. Espero que muy pronto el problema sea tan grave que en cualquier app, al solicitarnos acceso a los contactos, la ubicación, datos biométricos o permiso para enviarnos notificaciones, junto con las opciones de Permitir y Bloquear, tengamos una tercera: Simular; para compartir nombres y teléfonos ficticios, ubicaciones falsas y notificaciones que no lleguen a ningún lado.

Hoy al bloquear estos permisos, mi banco se niega a darme servicio. Este servicio que yo pago para tener acceso a mi dinero.