Muchas lunas tuvieron que pasar, tal vez demasiadas. Pero hoy Cruz Azul no sucumbió a la presión, esta noche no hubo gol de último momento anotado por el portero, tampoco se perdió una amplia ventaja, y el desenlace no fue decidido por penales.
En un juego redondo, el azul mostró una inusual calma; el caos ya les ha traido suficientes problemas como para hacerlo su aliado, por lo que hoy se buscó una estructura, y se contagió al rival con ella.
No fue una final espectacular, pero cuenta igual que las otras. Y ciertamente para la afición tendrá un valor especial; uno de catársis, de redención y de justicia. Con seguridad, la institución tendrá un renacimiento, y el futbol mexicano no volverá a ser igual, porque esta noche murió no solo una larga maldición, también murió la forma en la que conocíamos al Cruz Azul.
Felicidades afición!