Son pocas las frases que traen tanta nostalgia a mi ser como los cazafantasmas. La caricatura ochentera por excelencia, basada en la película que originalmente no era para un público infantil. Comparable solo con Transformers y las Tortugas Ninja (que este último tampoco tuvo a niños como audiencia original), pero irónicamente la única que no ha sido tan maltratada en la modernidad.

Aún así, Ghostbusters: Afterlife no llamó mi atención inicialmente. El que hubiera estado en un limbo de producción que retrasó su estreno hasta finales de 2021 no ayudaba mucho. Pero en su lanzamiento, las críticas resultaron positivas y fue ese el empujón que necesitaba para decidirme a verla.

Claramente mucho mejor de lo esperado, Ghostbusters: Afterlife es valiente, en especial con el casting y el guión. Es un proyecto claramente enfocado a la nostalgia, pero sin ser demasiado elocuente. Es elegante, sutil, enfocado y simplemente fantástica—es justo lo que los fans hemos esperado desde hace más de veinte años.
Pero tampoco es infalible; si bien la primer mitad es sublime, en la segunda se siente un poco lenta la trama, y las actuaciones también tienen sus peores momentos, en especial de los adultos.

Con todo y todo, es maravilloso tener a los cazafantasmas de vuelta. Esperamos que no solo no sea la última, sino que se continúe con el buen trabajo.