Al fin tuve la oportunidad de ver el filme por el cual Bollywood comenzará a tomarse en cuenta como una productora de cine seria, a pesar de que la producción fue inglesa.
Sin saber absolutamente nada —de hecho ni me sonaba lo de Who Wants To Be A Millionaire?—, me relajé y me dispuse a encontrar el motivo de tantos halagos.
Últimamente siento que he perdido paciencia. Ya no puedo estar completamente quieto poniéndole atención a algo durante muchos minutos. Slumdog Millionaire, sin embargo, tiene un ritmo tan bueno que las dos horas de duración no se sienten, incluso con mi impaciencia.
El guión es espectacular, habrá que darle una leída a Q&A, el libro con el que se basó la historia. Las actuaciones son sorprendentemente buenas viniendo de niños que probablemente no tienen la formación artística de otros lugares y la cinematografía no le tiene que envidiar nada a la de Hollywood.
Es una película muy completa en cuanto a emociones y cambios de ritmo. No tiene un formato único, hemos visto muchas películas con flashbacks, pero el recurso es difícil de usar, mismo que Slumdog Millionaire logró aprovechar.
No es la mejor película que he visto, pero es tiene una historia muy completa, fluida y muy emocional. No hay nada más que pedirle a una película.