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No pasó ni medio año después de que terminara Breaking Bad cuando llegó la noticia de que se trabajaba en la serie de Better Call Saul. La fecha, en ese entonces, parecía lejana, pero de pronto ya estamos aquí, y si los reviews a principio de año no fueron suficientes, el capítulo de esta noche nos trae una muy buena noticia: vamos a tener más de Breaking Bad, aunque en otra faceta.

Confieso que no dudaba de la calidad de lo que los escritores nos pueden traer, pero tampoco me hubiera atrevido a apostar—Better Call Saul, al menos en el primer episodio, es una perfecta amalgama de diversión, drama y entretenimiento, utilizando una fórmula muy diferente a la que conocíamos, y sin embargo, resulta muy familiar.

La TV reafirma que es un medio que está aprendiendo nuevos trucos cuando todos creíamos que pasaría a la irrelevancia. Acabo de empezar a ver Game of Thrones, en los próximos días estará disponible la tercera temporada de House of Cards y Better Call Saul completa la tercia de series que veré este año.

Las series, en este aspecto, me aterran: son como un virus, una enfermedad, siento ansias por el siguiente capítulo y es casi imposible ver sólo uno. Y cuando se acaba la temporada, mi mente sufre por no tener más de esa dosis. Y lo que más temo es que sea tiempo mal invertido, como en Lost, Prison Break y Heroes. Pero tengo fe en que no será así.