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El paso del tiempo ha maravillado a la humanidad, seguramente desde el inicio de todo. El único recurso no renovable e infinito hasta donde sabemos, el que da experiencia y nunca se detiene, y la verdadera cura para cualquier mal. La humanidad tiene una fascinación por medirlo, al no poder controlarlo.

Habiendo relojes prácticamente en todos los bolsillos, esta fascinación es la que explica el por qué querríamos algo como Rhei, un prototipo de reloj que funciona con una pantalla líquida que le da un aspecto visual único.

Me ha encantado el aspecto orgánico e impredecible de los dígitos, y la forma en la que cambian de forma para darle paso a un nuevo número. Objetivamente es poco lo que hace, pero nuestra naturaleza que nos lleva a maravillarnos por el tiempo le da un gran valor.

Hay un limitado número de cosas que se puede hacer con un artefacto para medir el tiempo; Rhei lo hace muy bien. Habría que ver cuál es el precio final.

(Gracias a @ozmonk por el tip)