La Diferencia entre Culto y Sabio
Conozco a Nicolás Alvarado a través de la pantalla. Recuerdo hace unos años cuando tenía su programa en Tv Azteca a altas horas de la noche enfocado a la difusión cultural. Tan solo con escuchar su hablar resultaba obvio no solo su nivel cultural, sino su pasión por el arte, el cine, la literatura y la música.
Luego se cambió a la otra televisora y perdi su andar, viéndolo en esas raras ocasiones en las que prendo la TV y veo el noticiero matutino. En enero, que lo nombran director de TV UNAM, me siento bien por él; un tipo trabajador, que conoce de cultura y de medios, representando a la casa de estudios más importante del país.
Pensamos que una persona por ser culta, consecuentemente es inteligente y sabia. Alvarado, este martes, nos muestra que no es así.
En un desafortunado desliz, escribe en su columna de Milenio acerca de su disgusto por la música del recién difunto Juan Gabriel, comenzando por una acusación al secuestro de su comida dominical y rematando con una justificación de su poca afinidad por el cantautor, tachándolo de naco y torpe, entre muchas otras cosas más.
Estoy seguro que algunas de las principales cualidades de una persona sabia es saber elegir sus batallas, contestar solo la pregunta que le están haciendo, reconocer su lugar ante la sociedad, guardarse los comentarios personales para sí mismo y no decir nada si no se tiene nada bueno qué decir.
Ninguna de estas normas fue respetada; a quién le importa lo que piensa Nicolás Alvarado de Juan Gabriel? No sería mejor que se reservara sus comentarios en un lugar menos público que un medio masivo de comunicación? Qué pensaba lograr al mostrarnos las «verdades» de JuanGa, acaso despertar y decir «sí es cierto, no es para tanto, ni era tan bueno»?
Estaba abriendo una caja de Pandora, por la cual lograría ganar muy poco —podríamos verificar que sí, es más culto que nosotros al no escuchar música popular mexicana— y perder mucho debido a que es el tema del momento, y cuya trayectoria solo puede ser comparable con Vicente Fernández o con José José.
Pero más importante aún: dirige un medio de comunicación enfocado a la cultura, y es un servidor público. Ya me imagino las repercusiones de un comentario similar de Carlos Slim, Emilio Azcárraga o Salinas Pliego—seguramente habría llegado el ingenuo que les solicitara renunciar, pero nadie sería tan inocente como para pensar que abandonarían a sus empresas, a sus imperios.
Puede que unas cosas nos gusten, o no. El problema es cuando apelamos a la libertad de expresión, confundiéndola con la acción de decir lo que se nos dé la gana.
Yo veo un desliz en un afán de demostrarle al mundo lo culto que es Nicolás Alvarado como para rebajarse a escuchar a JuanGa, eligiendo una guerra que no tenía que pelear y en la que tendría muy poco qué ganar y mucho por perder. Si Nicolás hubiera sido más sabio, o menos culto, esto se habría evitado por completo.
A mi, en lo particular, no me gusta la música de Juan Gabriel, pero me gusta mucho el cover de Así Fue. Punto y a parte, hemos perdido de manera súbita un genio total en su ramo.
P.S. Medallistas ignorados En el país del revés, los que dan resultados son a los que nadie apoya.
La Diferencia entre Culto y Sabio fue escrito por @rafael_soto_ el día jueves 1 de septiembre de 2016 a las 6:06 p. m.
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