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En algún punto desde que comezaron los materiales promocionales de la secuela de Wreck-It Ralph, el título que nos llega a latinoamérica es Wifi Ralph, un nombre diez veces superior al tristísimo Ralph Breaks The Internet que alude a cuando algo es tremendamente popular —antes le llamábamos viral—, y que es una frase que en dos ya nadie recordará.

Siendo honesto, no tenía grandes esperanzas. La primera fue sublime, pero ahora mezclar a videojuegos ochenteros con Internet sonaba a una combinación destinada al fracaso.

Un desastre total. Eso pensaba incluso antes de comenzar y tras los primeros minutos, pero poco a poco fue encontrando su tono, logrando momentos muy buenos que sin duda hicieron valer la película, excepto en una parte casi al final que se vuelve muy lenta.
Sigo pensando que la mezcla con el Internet no fue buena, y hasta cierto punto se siente forzada, pero se aprovecharon bien los recursos para hacer avanzar la trama y hacer reír a la audiencia.

Muy lejos aún de lo subilme y refrescante que fue Wreck-It Ralph, pero sigue siendo una buena película.