Insólito
Histórico México: hazaña sobre Alemania
Es una victoria histórico, pero además pudo ser una victoria raspada, herida, sufrida, dolorosa, pero encima terminó siendo, además, llena de angustia, llena de drama, rozando los pucheros de la tragedia. Pero ahí quedó: triunfo apoteósico de México sobre Alemania. 1-0. Y que lloren los apostadores.
El luto de los alemanes tiene tres asesinos. Guillermo Ochoa montando el muro que los alemanes prometieron, y con un devastador Javier Hernández, que convirtió en su bayoneta asesina a Chucky Lozano.
Si alguien vio jugar a México en los últimos dos años y medio, pocos o nulos argumentos existirían para pensar en una actuación histórica en Copa del Mundo. En especial el último semestre en el que los resultados no fueron nada alentadores.
Tras el sorteo, las dudas se hacían más fuertes, la suerte no nos sonrió y nos puso contra dos europeos—y uno de ellos, el Campeón actual. No voy a mentir, siempre fui de los detractores más grandes de Osorio, aposté en contra de los resultados que obtendría México y el Mundial no me emocionó por primera vez en mi vida. Sentía estar frente a la peor participación de mi país en mi vida, y posiblemente en la historia.
Pero al final son once contra once y se planteó un juego que sorprendió a todos; los aficionados no dábamos crédito que a los segundos de haber empezado se estuvo tan cerca del gol, Alemania no daba crédito del partidazo que se les fue planteando y los mismos jugadores aztecas poco a poco se la fueron creyendo.
Triunfo insólito, histórico y alentador. Hay que seguir soñando en grande y pensar que si se le pudo ganar a Alemania, va a ser posible calificar en primero, y posiblemente llegar al ansiado quinto partido.
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The Dictator’s Handbook
Con una importante relevancia por las elecciones que están por concluir, este libro de política nos explica la forma en la que los líderes piensan y actúan. El postulado central es que existen todos los incentivos para que un líder no vea por el bien de sus representados, sino por el propio—cosa que claramente sucede, pero el por qué es lo verdaderamente interesante… y desesperanzador.
A pesar de que el título se refiere directamente a los dictadores, nos explica cómo los autócratas no son tan diferentes de los demócratas; cada uno sigue el mismo objetivo —permanecer en el poder—, pero bajo diferentes circunstancias y herramientas.
Lo único que varía entre un líder autócrata y uno demócrata es el tamaño de sus grupos clave; amplio en una democracia que elige a través de su sufragio, y muy pequeño en una autocracia. Pero el objetivo es el mismo: mantenerlos felices y fieles.
El libro explica de una forma muy interesante por qué casos como el de Venezuela e Irak pueden existir, y la clave, en gran medida son sus recursos naturales. Chávez, Maduro y Saddam Hussein no requieren ser populares en su país, ya que controlan los recursos naturales, y para explotarlos pueden buscar empresas en el extranjero, dejando a sus connacionales en la pobreza extrema por tanto tiempo, a pesar de existir tanta riqueza, que a su vez utiliza para comprar a su grupo esencial y alargar su estancia en el poder.
Por el otro lado, países que no cuentan con vastos recursos naturales, el dinero proviene del trabajo de la gente. En estos casos se requiere cautela para lograr un balance en torno a las políticas tributarias; si los impuestos son muy bajos, minimizarían su ingreso, pero si son demasiados altos, podría crear un descontento generalizado que obligue a la gente incluso a dejar de trabajar.
En este sentido, un líder está obligado a prestar las condiciones aptas para que la población pueda tener un trabajo; educación para ser mejor pagados (y recaudar más), infraestructura para que los trabajadores lleguen más rápido a sus lugares de trabajo y salud para que no dejen de trabajar.
Otra cuestión muy interesante es el tema de las guerras; un demócrata aceptará ir a guerra solo si tiene altas posibilidades de conseguir una victoria, mientras que el autócrata no requiere un pronóstico positivo; incluso hay casos en los que se benefician más por una derrota.
El demócrata en una guerra procurará brindar de armamento y tecnología a sus soldados, ya que cada herido o muerto requerirá una explicación a la familia y a la sociedad, y ciertamente estas pondrán en duda su continuidad.
The Dictator’s Handbook es un libro muy interesante que nos permite entender cómo funciona una sociedad, así como los trucos que la clase política juega con nosotros.
Esto resulta abrumador y ciertamente depresivo, pero el primer paso para arreglar un problema es exponerlo ante la luz.
Ampliamente recomendado, a pesar de todo.
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Solo: A Star Wars Story
Existían una importante cantidad de argumentos para pensar que Solo podría ser una triste decepción. El hecho de no pertenecer a la saga principal ciertamente era una de ellas, los cambios en la silla del director no ayudaban y extrañamente el estreno estaba a tan solo seis meses de The Last Jedi, y a tan solo unos pocos meses de su premiere, no teníamos ni un solo promocional.
Parecía que otra vez tendríamos una mala película de Star Wars. Los hechos no nos daban para pensar otra cosa.
Destacando el primer y tercer acto, Solo: A Star Wars story no decepciona al contarnos la historia detrás de Han Solo a pesar de algunos deslices, en especial en cuanto al carácter del personaje principal, que no termina de embonar con lo que conocemos en la saga principal.
Fuera de eso, la película es emocionante, entretenida y, especialmente valiente. Es un gran tributo a este icono de la saga, y al mismo Harrison Ford también. Creo que sería muy difícil no ver más de estos personajes, aunque tal vez ahora a través de los ojos de Lando Calrissian.
La noticia más triste es que ahora tendremos que esperar 18 meses para tener una nueva película de Star Wars.
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Deadpool 2
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Avengers: Infinity War
Seis años de anticipación, y definitivamente un festejo por la década de una franquicia cuyo valor aparentaba estar con Spider-Man, la historia de Marvel Studios merece su propia película. Las búsqueda de las gemas del infinito comienza y Thanos protagonizará la batalla más grande que los Avengers hayan enfrentado hasta el día de hoy.
Una de las principales preocupaciones era cómo balancear un elenco de más de 50 personajes; basta una simple operación aritmética para saber que no tendremos ni 5 minutos por cada uno. Afortunadamente esto no sucede, pues cada uno de los frentes no solo tienen suficiente tiempo en pantalla, también logran tener una química especial. Mi favorita fue la de Thor y los Guardianes de la Galaxia, seguida del equipo de Tony Stark.
Sorpresiva, grandiosa y valiente; Infinity War nos dejó a todos con la boca abierta y al filo de nuestras butacas. Tiene problemas, sí, quizá del más fuerte no puedo hablar pues sería entrar en territorio de spoilers, pero los diálogos de esa parte se sintieron fuera de lugar. Extrañamente la duración de la película no fue parte de la problemática. Honestamente me había preparado para una película de 2 horas y media a 3 horas.
La espera valió la pena, Infinity War es un gran tributo a la década de Marvel Studios. Ahora a esperar al siguiente año.
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No Compres, Adopta
Cuando muere una mascota, nuestra reacción visceral es evitar pasar otro trago amargo de tales dimensiones. Se suele dar más importancia al momento que a décadas de felicidad que nos dieron.
Esta es una reacción por instinto; el cerebro triúnico hablándonos, convenciéndonos de por qué para nuestra supervivencia es mejor minimizar las posibilidades de otra tragedia, y de otro dolor.
Hace un año, un día después de despedir a Farwar, fuimos a un evento de adopción. Ahí conocimos a Bonaparte, un perrito de aproximadamente año y medio, que llevaba tres meses en el albergue y con una mirada que contaba una historia muy triste, de la cual solo él conoce los horrorosos detalles. Con todo y miedo, él se acercó a nosotros, un hogar triste, roto y desmoralizado, nos eligió y desde aquel día todos hemos tenido una segunda oportunidad.
Ese día llenamos formularios, firmamos un par de papeles y esperamos una respuesta positiva. Si todo salía bien, incluso el día siguiente nos podrían llevar al perro.
No voy a mentir. Las primeras semanas fueron difíciles. Se nos olvida lo acostumbrados que estamos a la rutina, a saber lo que va a suceder mañana, y esperamos que cada experiencia nueva sea gozada como las anteriores, cuando en realidad la riqueza de la misma yace en la variedad.
A Bonaparte le dimos un nombre nuevo —Apocalipsis, pero le decimos Pocky de cariño—, agua, comida, una casa, y un poco de amor. Él nos dio una segunda oportunidad, y todo el cariño, lealtad y entrega que solo un perro puede dar. Hoy jugamos a la pelota, dos veces al día; dormimos siestas juntos; ya no batallamos con sus necesidades fisiológicas y lo más importante, nos alegra la tarde cuando nos agobiamos y frustramos con la rutina laboral. No hay nada que su mirada y su actitud no pueda mejorar.
Este es un llamado a recordar los buenos momentos y dejar descansar a los muertos, mientras celebramos la vida de los que sí están con nosotros; a dejar de escuchar el cerebro reptiliano y a saber que los años de amor no se pueden opacar por el dolor temporal que sentimos.
Pero este es también un llamado a poner nuestro granito de arena en un problema que nosotros creamos—los perros callejeros. Ciertamente tendríamos que adoptar en decenas para acabar con este problema, pero de uno en uno podemos hacer una diferencia.
Pocas cosas más tristes que pensar en que estamos pagando más de $4 o $5 mil pesos ($200-$250 USD) por convertir a una perrita en una fábrica de dinero, mientras hay miles de perritos esperando una segunda oportunidad.
Por favor adopten, y apoyemos las iniciativas de cuidados de perritos. Pocky se los agradece.
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UX es la Mejor Herramienta de Marketing
Una de las profesiones de mayor crecimiento en los últimos años, sin duda es la de UX designer. A pesar de que no es nueva —Walt Disney hablaba de diseñar experiencias hace 60 años—, los productos y la comunicación digital han propiciado un crecimiento exponencial. Pero no solo esto ha crecido—también los mitos y confusión en torno a estas siglas.
He presenciado consultores especialistas en UX que dan consejos simplistas —poner el botón más grande—, o que sencillamente no sirven para nada. No es un comentario negativo—después de todo, todos somos diseñadores: nos comunicamos, atendemos a clientes —externos o internos— y damos primeras impresiones que se traducen en seguridad y confianza. La diferencia es que un buen diseñador, lo hace más efectivamente.
Hoy quiero presentar mi argumento de que User Experience es la mejor herramienta de marketing actualmente. Especialmente cuando hablamos de productos digitales: e-commerce, redes sociales, apps, servicios bajo demanda y sitios web de marcas.
El UX, sin embargo, existe (y de hecho surgió) en objetos tangibles: alguien tuvo que haber diseñado la silla en la que estoy sentado; los tiempos y ubicaciones de los semáforos en la ciudad; el tamaño y tipo de papel, así como el color de la tinta del libro que estoy leyendo; la pendiente de la rampa para discapacitados y básicamente todo lo que existe y nos rodea.
Características de un UX efectivo
Hay diferentes etapas de una experiencia de usuario que logra correctamente su cometido. Si bien esta es una lista, y en teoría debería de tener un orden, la realidad es que es posible no tomar en cuenta una o varias.
- Simplifica • Analiza y jerarquiza la información; la más importante debe tener un espacio más grande, o destacado de cierta manera. Esconde acciones secundarias detrás de elementos colapsables para darle mayor atención a las acciones primarias.
- Clarifica • Hace obvia la información y su contexto. El usuario no tiene que dedicarle demasiado tiempo para saber si un elemento tiene tal o cual estado. Ejemplo: Es obvio en Gmail distinguir un correo leído de uno no leído.
- Guía • Ayuda al usuario a tomar decisiones y continuar con el proceso. Si existiera un obstáculo, error, o traba, explica claramente qué hacer.
- Es humano • Y es empático. Entiende que somos seres humanos y que cometemos errores; comprende que vivimos en un mundo acelerado y que el tiempo es nuestro recurso más valioso; y toma en consideración nuestro contexto.
El entendimiento de estas características nos permite crear experiencias que benefician a ambos lados de la moneda; por un lado al usuario, y por el otro, al negocio. Si WhatsApp no fuera simple, no habría podido ser la app más utilizada en occidente, y no habría sido vendida a Facebook por $19 mil millones de dólares.
Si las experiencias de los servicios en línea de los bancos fuera clara, podrían ahorrar millones al año en servicio al cliente. Un banco como Simple puede existir y sobrevivir a pesar de competir con otras instituciones con infraestructura y una base de empleados mucho más grandes que la propia a través de minimizar el soporte a clientes requerido.
Es posible crear experiencias que comuniquen y guíen al usuario a pesar de no coincidir en el idioma. Y también es posible crear monstruos que sean imposibles de comprender a pesar de estar en el mismo contexto cultural (ver figura 1). Guiar no se trata de escribir una serie de instrucciones —hay muchos casos en los que la gente no lee—, por lo que el adagio de show, don’t tell es clave en este punto.
El ejemplo más claro podría ser el nivel 1-1 de Super Mario Bros., en el que sin el uso de una sola palabra, aprendemos las mecánicas necesarias para seguir avanzando.
El aspecto de empatía es lo que nos mantiene centrados en que estamos creando experiencias para humanos. Aquí tenemos que considerar desde aspectos básicos como el contexto en el cual está teniendo esta experiencia —llenar un formulario para hacer una declaración de impuestos o solicitar un reembolso a la aseguradora vs. darse de alta en una red social—, el tiempo y atención disponible, y el hecho de que habrá errores, pasando hasta a aspectos mucho más complejos como idiosincrasia y psicología.
Un ejemplo de tolerancia al error es cuando en nuestra computadora presionamos el botón de apagar y no reacciona hasta dentro de un par de segundos de dejarlo presionado, para descartar un accidente y perder todo nuestro progreso. Una muestra de formularios que valoran nuestro tiempo y atención es el de Netflix, que para registrar una nueva cuenta nos solicitan solo los datos que son absolutamente necesarios, pero que evitan solicitarnos nuestro nombre. Una vez creada la cuenta nos dan la bienvenida en función del nombre que aparece en la tarjeta, tomando el supuesto de que quien paga es el dueño de la cuenta.
Hablando de psicología, el tema se complica. Para cada caso puede haber una decena de decisiones correctas, en un mar de miles equívocas. Dependiendo de las características del producto, puede que el usuario tenga mayor disposición a dedicarle más tiempo y atención. O en función de sus experiencias pasadas, tenga una idea de cómo funcionan las cosas. En este caso los paradigmas son útiles para replicar lo que le es familiar.
Claramente la mejor herramienta para este nivel es un user testing, en el cual se invitan a personas del segmento a realizar diversas tareas y entender sus pensamientos y motivaciones, para luego modificar el producto y la hipótesis e intentar de nuevo. Este proceso puede tener una gradiente de tecnologías —y costos— como sea necesario; desde una prueba con pluma y papel, hasta una sesión en cámara gesell y eye tracking.
Pero existe un nivel más. Una de las lecciones más importantes de The Art of Game Design es el concepto de playfulness. Si bien es un libro acerca de diseño de juegos, desde que lo leí he pensado en cómo aplicar los conceptos en el trabajo, ya que indaga en el aspecto recreacional de nuestra mente, y como vimos con el ejemplo de Mario Bros., podemos ser creativos para mostrar cómo funciona un sistema, proceso, o, como Jesse Schell le denomina, las mecánicas. Lo mismo con el flow, balance, estética, tema, elementos, playtesting y más.
El objetivo es deleitar y sorprender; crear experiencias tan satisfactorias que no solo no las podamos olvidar, sino que se sientan bien y estemos volviendo a ellas, una y otra vez.
Hoy en día los mega imperios de Internet —algunos no tienen ni una década y valen más que empresas mucho más longevas— le deben gran parte de su crecimiento a las experiencias que han diseñado. Si tuitear, subir una foto a Instagram o escuchar una canción en Spotify fuera un proceso complicado, hoy estarían en la quiebra. UX no es una herramienta de ventas en el sentido de que casi nadie elegirá un producto o servicio basado principalmente en la experiencia. Factores como precio, características y funcionalidad siempre estarán por encima, sin embargo un UX efectivo puede ser una gran ventaja competitiva y diferenciador.
A partir del año pasado hemos abierto un área de consultoría en UX en gran parte por las lecciones aprendidas en Box Factura. Si alguien necesita ayuda en torno a su negocio, marca o startup, con todo gusto podemos platicar.
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Vehículo Autónomo de Uber Atropella a Mujer
Self-driving Uber car kills Arizona woman crossing street
An Uber self-driving car hit and killed a woman crossing the street in Arizona, police said on Monday, marking the first fatality involving an autonomous vehicle and a potential blow to the technology expected to transform transportation.
The ride services company said it was suspending North American tests of its self-driving vehicles, which are currently going on in Arizona, Pittsburgh and Toronto.
So-called robot cars, when fully developed by companies including Uber, Alphabet Inc and General Motors Co, are expected to drastically cut down on motor vehicle fatalities and create billion-dollar businesses. But Monday’s accident underscored the possible challenges ahead for the promising technology as the cars confront real-world situations involving real people.
Triste y aterradora noticia de la que nos enteramos hoy, pues una mujer de Arizona es la primer víctima fatal de un vehículo autónomo. Es muy pronto para buscar conclusiones —la policía dice que probablemente el responsable no es Uber—, pero pudieron haber sucedido un centenar de eventualidades.
No sabemos si la víctima se aventó sobre el vehículo, y ahí, ni una reacción perfecta podría haber cambiado el curso de esta trágica historia. Al final, tanto los humanos como la inteligencia artificial más sofisticada están a merced de las leyes de la física.
Uber sabe que estas pruebas no serán perfectas, y por esa razón cada vehículo tiene un conductor listo para actuar ante estas eventualidades. Sin conocimiento de causa, me llama la atención que incluso con estos mecanismos no se haya podido hacer nada. Tal vez las circunstancias no daban para mucho por hacer.
Desafortunadamente ninguna tecnología será perfecta. Siempre habrá falsos positivos, eventualidades que la gente que diseñó estos sistemas no previó, y bajo entornos tan frágiles como las calles y carreteras, en las que un error determina la vida o muerte de una o varias personas, tendremos una reacción visceral—los carros autónomos matan! Son imperfectos; el promedio de un accidente fatal humano es mucho más bajo!
La realidad es que no hay vuelta atrás —nos guste, o no—. Los incentivos son muy grandes, el beneficio es tremendo, y el mundo lo necesita. Antes de lo que pensamos, conducir será ilegal.
Llegará en pasos, primero habrá fuertes incentivos para evitar que tú, como humano, conduzcas un carro, luego se requerirán complejas pruebas de aptitud y tiempos de reacción—será tan poco práctico que ya nadie se tomará la molestia, y finalmente será ilegal. Primero será en un país, otros seguirán, y muy pronto todo el primer mundo habrá adoptado esta tecnología.
Estas tragedias tienen que suceder por pura probabilidad. Primero los números serán peores que los nuestros, pero poco a poco irán haciendo más pequeña la brecha hasta que sean competentes. Luego serán parcialmente mejores, y en poco tiempo, exponencialmente.
Recordemos que cuando comenzaron las computadoras parecía impráctico tener máquinas tan grandes, lentas y ruidosas solo para hacer sencillas operaciones matemáticas en un par de horas.
Hoy esas mismas máquinas son las que nos permiten tener una vida cómoda. El día de mañana no será diferente.
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Flintstoning
Cuando en osom damos asesoría a startups, después de definir una visión del producto y el negocio, frecuentemente llega el tema del financiamiento, y se vuelve un problema. Incluso cuando hay inversión externa, la cartera no es ilimitada.
Establecer un producto mínimamente viable —el fantástico MVP— es ciertamente un buen curso de acción, pero es un modelo con limitantes:
- El enfoque del MVP puede ser incorrecto; tendremos una lista de características que necesita tener la plataforma, para implementar un 10 o 15%, que pueden no ser el punto importante de venta
- El contexto es importante, las pruebas iniciales de Gatorade fueron un fracaso ya que el foco del producto —rehidratar— no es tangible hasta que se hicieron las pruebas con atletas después de hacer ejercicio
- Podríamos estar sistematizando procesos que aún no son importantes (a esto se le denomina optimización prematura)
- El usuario necesita tener la experiencia completa (o algo muy similar) para amar al producto—y validar al mismo
La solución en la mayoría de los casos es crear la ilusión de tener algo más completo y funcional de lo que realmente es. Aunque detrás de bambalinas no haya automatización—sino gente procesando la información.
Este es uno de mis conceptos startuperos favoritos, y se le denomina flintstoning, debido a que igual que Los Picapiedra (The Flintstones), los vehículos, las máquinas y los electrodomésticos en la mayoría de los casos eran manuales, pero daban la ilusión de ser algo más.
Frecuentemente con los mismos recursos con los que se construiría un MVP de menos del 20% del alcance real, podemos enfocarlo a hacer procesos más pulidos para el usuario —ordenar un producto, crear un artículo, subir una foto, escribir un review, etc.— mientras que en realidad lo único que se tiene son formularios que se envían por email para ser procesados por una persona.
Las principales ventajas de un modelo de flintstoning es la validación de un producto más apegado a la visión original (al menos para el usuario final), evitar optimización prematura, y saber hacia dónde enfocar los recursos; si la parte de escribir una reseña, por ejemplo, está tomando más del 50% del tiempo del staff que trabaja tras bambalinas, entonces es hora de considerar automatizarlo.
En cierto punto del 2016 existía el proyecto de integrar una plataforma de pagos a Box Factura, idea que —afortunadamente— fue relegada por otras más relevantes e importantes. Resulta que al mercado —principalmente empresarial—, no le parece práctico, o interesante—el cliente quiere que le mande una factura para decidir cuándo y cómo se va a realizar el pago.
Hasta la última semana del año pasado tuvimos un cliente que quiso pagar, llegó a una página que le comentó acerca de que el sistema de cobranza está en mantenimiento, nos escribió por email e hizo el pago en el banco.
Y esa es precisamente la clave del flintstoning; no sacar al usuario de esta fantasía. Si le comunicamos, o descifra lo incompleta que está la plataforma, podríamos perderlo. Por el otro lado, si le decimos que su orden está en proceso y que será contactado en las próximas horas para verificarlo con un asesor; o que su reseña o foto ha sido recibida pero requiere ser aprobada por un moderador, la ilusión persistirá ya que son procesos que no son tan raros en otras plataformas.
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El Tocapuertas
Hace cuatro meses había llegado al colmo. Eran las 8 de la mañana de un domingo, y un vecino tenía la música a un volumen ridículo. Tal ruido no lo podría lograr yo mismo en mi departamento, mucho menos para que otros lo escucharan de esta manera. Aquí había dos opciones: esperar a que reflexionara, o se cansara y se fuera a dormir; o tomar las riendas de la situación.
El año pasado nos mudamos. Logramos encontrar un lugar amplio, agradable, cómodo y seguro. Parecía ser una de las mejores noticias que pudieron haber llegado después de días muy difíciles. Hasta que conocimos a los vecinos. O más bien, sus hábitos de entretenimiento. No pasó ni una semana cuando tuvimos nuestra primer desvelada, y cada mes, como si fuera una tradición imperdible, otro vecino se sumaba a deleitarnos con sus culposos gustos musicales.
Una y otra vez pensaba con seguridad que alguien se quejaría, que enfrentarían al ruidoso, o al menos le comentarían que eso no se hace.
“Aquí nadie se mete con nadie”, nos comentaba la administradora, y continuamos el ciclo de apatía, mientras le pedíamos a los dioses que nos dejaran dormir en la noche.
Pero ese domingo fue diferente, bajamos, tocamos el interfón, y sin respuesta, trajimos a la policía. A pesar de que legalmente no pueden hacer algo —yay! fantástica idea—, la táctica funcionó; no apagaron la música, pero al menos ahora era factible ignorarla.
Tener problema con los vecinos es un tema difícil; saben quién eres, dónde vives, tus hábitos, conocen tus pertenencias, familiares y mascotas. Casi por definición, no existe un vecino entrañable. Son males necesarios, en una ciudad grande como CDMX o en una que no lo es; da igual, te los cas a encontrar.
La gente es un tipo especial de monstruo cuando se siente atacado en su domicilio; y con personas a las que no se les inculcó el más básico sentido de respeto y empatía, es aún peor.
Pero a los monstruos se les enfrenta.
Justo el día de navidad, el vecino, en estado de ebriedad, quiso hablar conmigo mientras paseaba a mi perro. Dijo que él tenía 20 años viviendo aquí, que le ganó la emoción y le traje a la policía solo por una canción. Y que eso no se hace, que aquí todos somos amigos. Tomé tres o cuatro cervezas con él, más vale un mal arreglo que un buen pleito, me decía a mi mismo. Me dio su celular por si acaso. Lo guardo y lo atesoro en mi bolsillo.
Desde entonces he tocado algunas puertas más y he recibido las más curiosas —por no decirles absurdas— respuestas. Una chica amablemente accede, pero preguntándome dónde vivo. En otra ocasión empiezan a vibrar mis ventanas, bajo, toco y el vecino abre, le pregunto si puede bajarle a la música y me dice que no, que es temprano y es su domicilio, y se siente ofendido por haber tocado la puerta —uno no puede hacer un poco de ruido para que lo escuchen, pero está bien hacer vibrar las ventanas de otros—. Más tarde el vecino procede a sacar su ruido al área común, hacer una fiesta que termina hasta las 2am y amedrentarme con una bonita canción.
El vecino, treintañero, viviendo con sus papás —que ese día están de viaje—, al verme de su edad, cree que estamos en la preparatoria, o en la calle. Hoy me ve feo porque cuatro días después de esto, hablé con su papá; un señor de la tercera edad muy respetuoso. No habrá denuncia esta vez—dejamos ganar al chavo; pero la siguiente esperamos al menos un poco de respeto.
Ha habido ocasiones en las cuales no abren la puerta. Afortunadamente ha sido de un vecino que no ha vuelto a olvidar que existen los audífonos —y sí, es necesario empezar a llevar un registro—.
La semana pasada fue especial. La chica de la primer historia tiene su música que se escucha más fuerte en mi departamento —tres pisos arriba—, de lo que yo mismo la pongo aquí. Le hago de su conocimiento mi molestia y accede, y más tarde suena de nuevo, pero más fuerte. Increíblemente no era ella, sino una vecina de otro edificio (ya reincidente, les digo que hay que llevar registros). En frente de su domicilio un vecino visiblemente molesto, pero apático. Toco varios botones del interfon —no hay forma de saber de dónde viene el ruido—, me abren, encuentro del departamento y toco la puerta.
Le hago la pregunta incómoda y me dice que es cantante, y que estaba haciendo un demo que tenía que presentar el día siguiente. No sé mucho de música, pero dudo que sea necesario ponerlo a ese volumen, y que de serlo, tiene que buscar un estudio. Dice que termina y le baja, y mientras cierra la puerta reniega lo que hacen los otros vecinos. Vuelvo a tocar para preguntarle de este tema, me explica lo injusta que es su vida porque a ella sí le dicen algo, pero a los demás vecinos no.
No habrá pasado una hora cuando la chica ya mencionada tres veces le vuelve a subir. La cuestiono si quiere que le traiga a la policía, retadora, me contesta que ellos no pueden hacer nada. Le insisto, si quiere, podemos ver qué pueden hacer, y después de eso ver qué sucede. Baja sus armas y comenta del ruido de allá arriba —el de la cantante—, que nadie les dijo nada.
La mentalidad del ruidoso no solo es ventajosa, egoísta, molesta y de mal gusto —jamás se escandaliza poniendo melodías de Chopin o Mozart—, sino vengativa. Lo hago porque es mi turno, y porque los demás lo hacen.
Tenemos una epidemia del ruido.
Desalentadoramente, el proceso de denuncia a un vecino ruidoso es lento —tiene que ser presencial—, absurdo —hay que tener todos los datos del vecino— y poco efectiva —la consecuencia legal es el equivalente a un golpe en la mano—.
Y esto no lo entiendo; si el gobierno no promueve una convivencia y respeto entre sus comunidades, dándole la atención requerida a estas conductas menores, ocasionarán problemas más grandes. Además, el ruido es contaminación, y ocasiona una baja en la productividad, y problemas neuronales.
Lo que necesitamos es más respeto y empatía. Y más gente que empiece a tocar puertas.
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Into the Breach
De los creadores de FTL, uno de los juegos independientes más sorpresivo de los últimos años —visualmente no es muy atractivo, y hasta cierto punto pasó muy desapercibido, pero es increíblemente entretenido y adictivo—, nos traen ahora Into the Breach, para mostrarnos su enfoque en un juego de estrategia.
Lo primero que percibimos en Into the Breach es una simplificación del concepto; prácticamente todos los cálculos se hacen en números de un dígito. Nosotros solo controlamos tres unidades, y cada una tiene oportunidad de moverse y atacar. Lo innovador en mecánicas es que solo tenemos una barra de energía para todas las misiones. Si bien las unidades tienen su propio HP, la mayoría de las derrotas serán ocasionadas por dañar el grid. De forma muy sutil, el juego nos da a entender que la supervivencia de las unidades es secundario; lo principal es preservar el grid.
Otro aspecto que modifica radicalmente el concepto que tenemos con juegos de este género son los turnos—principalmente el de los enemigos. Los monstruos se moverán y mostrarán el ataque que harán. Antes de que lo consuman, es nuestro turno, en el que actuamos en tiempo real para tratar de evitar daños al grid, e idealmente, ocasionar que se ataquen entre ellos mismos.
El título del juego es debido a que cuando perdamos —que va a ser muy frecuentemente—, se abrirá una brecha en el tiempo para poder empezar de nuevo en un universo paralelo y evitar la invasión. Tenemos la oportunidad de salvar a un piloto y usarlo en siguientes misiones.
De este concepto desemboca toda la historia, pero también algunas mecánicas; además de la ya mencionada, de vez en cuando en las misiones recibiremos un regalo del futuro—cápsulas que usualmente tienen artículos muy útiles en nuestra misión. Pero también, por la naturaleza del juego, puede que en un turno hayamos hecho movimientos que ya no podemos deshacer. En cada misión existe la oportunidad de revertir el turno entero, pero solo una vez.
Una cosa más que quisiera mencionar es lo bien balanceado que es este juego; todas las armas, upgrades, pilotos e incluso misiones tienen una minuciosa planeación para no hacerlas demasiado poderosas, pero sobre todo para que nosotros, los jugadores, experimentemos con diferentes combinaciones.
Into the Breach es un juego fantástico; retador, adictivo y original. Una muestra de una filosofía de game design enfocada a encontrar un game loop interesante, iterar sobre este hasta pulirlo y luego crear la historia, personajes, items y misiones. Lo mejor de todo es que está a $15 dólares en Steam.
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Darkest Hour
Estando en la antesala de los premios de la Academia este domingo, quisiera tener una opinión de lo que voy a ver en la pantalla—no importa lo sesgada, absurda o contradictoria que esta sea, son tan solo los Oscars.
De Darkest Hour hace algunos días me enteré del personaje histórico del cual revolvería la trama, y me llamó más la atención.
Winston Churchill es una figura emblemática, incluso para nosotros los americanos, a un océano de distancia. Apuesto a que sus palabras perdurarán mucho más de lo que pudo lograr como diplomático, primer ministro y estratega.
Darkest Hour tiene un poco de todo esto; desde una historia que desconocía la forma en la que llegó a ser el segundo más importante en el Reino Unido, hasta su relación con el Rey y sus difíciles primeros días frente a un país en guerra.
Las actuaciones y la ambientación, sin duda los puntos fuertes de la película. La trama no es mala, pero para ser vendida como una historia basada en la vida real, tuvo muchas libertades argumentales. Por el contrario, una decisión muy acertada estuvo en no llenar el guión de sus célebres frases.
Resulta muy interesante el hecho de que Dunkirk complementa la experiencia de Darkest Hour, presenciando en dos lugares la misma historia. Aplausos porque ambas logran momentos sublimes.
En resumen, muy recomendable.
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Physics of the Future
Uno de los grandes legados de Carl Sagan fue acercar la ciencia a las masas. Mi papá en los años setenta encontró su serie Cosmos y le causó tal fascinación que fue heredada a hijo.
El trabajo de divulgación científica en este siglo ha caído en buena medida en las manos de Michio Kaku. Hace una década conocí al Dr. Kaku con su serie 2057, y sus aportaciones me han parecido muy interesantes. En esta ocasión, Physics of the Future, un libro que se enfoca en analizar diferentes tópicos que cambiarán nuestras vidas en corto (hasta 2030), mediano (2030-2070) y largo plazo (2070-2100).
Tal y como es su estilo, no son conjeturas, sino análisis de lo que hoy tenemos, y de lo que podríamos llegar a tener en desarrollo tecnológico. Pasamos de analizar computadoras e inteligencia artificial, en que la conclusión es una comoditización del poder de procesamiento; las computadoras dejarán de ser un objeto para ser pagadas como hoy lo hacemos con el agua, la luz, el gas, o la renta. La inteligencia artificial sin duda mejorará, pero la creatividad, la experimentación y las artes serán más valiosas que nunca. Al parecer nuestro cerebro que consume solo 20 watts seguirá aventajando a máquinas que consumen millones de veces más energía.
La medicina seguirá avanzando, llegando a un punto en el que será difícil pensar que para arreglar algo era necesario hacer otra herida y pasar por un largo período de recuperación. La nanotecnología lo hará posible, él propone.
Tal vez mi capítulo favorito es el enfocado al futuro de la energía; el autor nos lleva por cada uno de los modelos que se han utilizado, así como sus ventajas y desventajas, describiendo de una forma muy didáctica diferentes conceptos que todos hemos escuchado, pero que difícilmente entendemos como fusión y fisión, y sus diferencias, además de sus derivados —no sabía que la fusión fría se refiere a una fusión a temperatura ambiente—.
El Dr. Kaku al final de Physics of the Future nos comparte una visión de lo que será la vida a partir del próximo siglo. Una mirada realista de lo que va a suceder como consecuencia de los problemas de hoy, pero con un tono positivo (van a haber ciudades hundidas, pero aprenderemos la lección, y sobreviviremos).
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Black Panther
Última película antes de la muy anticipada orgía audiovisual lucha en contra de Thanos que será la tercera entrega de la saga Avengers; Black Panther llega para mostrarnos la vida dentro de un país africano tan avanzado como lo es su discreción.
Había leído algunos comentarios acerca de Black Panther, la mayoría positivos, pero algunos señalando que esta podría ser la guía de cara a la cuarta fase del universo cinematográfico de Marvel, en parte porque modificaba la fórmula.
Honestamente lo que vi fue una buena película, con algunos huecos argumentales —nada del otro mundo, estamos viendo una película de cómics, no un documental—, muy entretenida, visualmente impecable, y que podría haberse beneficiado de limitar la exageración de lo que es Wakanda. La película sigue un arco tradicional y lo hace muy bien.
Poco más; Black Panther es una buena película de Marvel que trata de romper estereotipos, y que curiosamente refuerza que el país es 100% de color, pero entiendo que de haber introducido a personajes blancos (aceptémoslo, no habrían buscado otra opción), habrían sido acusados de white-washing.
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The Florida Project
Con una crítica muy positiva, la película de Sean Baker parece que va a ser la menospreciada por la academia. The Florida Project es una historia de cómo se vive —pero sobre todo, cómo se sobrevive— en las zonas marginadas de Orlando, a unos 20 kilómetros del lugar más feliz sobre la tierra: Disneyland.
Honestamente no sabía qué esperar, pero la premisa es suficientemente atractiva.
No recuerdo la última vez que vi una película que aparentemente carece estructura. En The Florida Project tenemos varios momentos en los que nos preguntamos hacia dónde va todo esto. Y tal vez eso es lo fascinante de la trama; no es necesario saberlo.
Gran trabajo hacen los actores, la nominación a William Dafoe es más que justa; pero lo mostrado por un reparto que literalmente tiene cero experiencia es fenomenal, en especial el desenvolvimiento de los niños, con mención honorífica a Moonie. Constantemente me preguntaba si a estos pequeños los habían sacado de una situación así, o tan buenos actores eran. Y obvio, el equipo de casting hizo un gran trabajo.
The Florida Project es una película extraña; es triste en su concepción, pero alegre en sus matices. Es de esas cintas que nadie se puede perder. Ampliamente recomendada.
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Celeste
Aún no termina el primer del mes del año y ya tenemos serios contendientes al juego del 2018. Por un lado Iconoclasts, un juego que ha estado en desarrollo prácticamente una década y que ha tenido reviews muy buenos —y que espero estar escribiendo pronto. Y por el otro lado, Celeste, un plataformas tipo Super Meat Boy.
La premisa es sencilla: ayudar a Madeline, nuestra protagonista, a escalar la montaña Celeste. Para lograrlo, tenemos a nuestra disposición el tradicional salto, junto con una barrida que nos puede dar un segundo impulso y se recarga al tocar otra vez el suelo, y la habilidad de trepar una pared por unos pocos segundos.
Como en toda experiencia bien diseñada, la idea base es sencilla, pero es mezclada de formas interesantes y creativas para renovar los desafíos que nos encontraremos a lo largo de los ocho episodios.
Celeste aparenta ser un simple juego de plataformas, pero es brutal y, de alguna extraña forma, catártico—una combinación que es difícil encontrar en el género.
Sobra decir que es altamente recomendable, y que si quieren probar algo antes de comprar, pueden probar el prototipo.
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wasap.js – Comienza un Chat de WhatsApp Con un Click
Hace un par de meses me preguntaba si era posible comenzar una conversación de WhatsApp a través de un sitio web. En realidad buscaba cómo hacer un bot para WhatsApp, pero pensemos que la historia es esta que estoy contando.
Encontré una mini guía que indicaba cómo hacerlo, pero en las pruebas reales, no estaba funcionando muy bien. Así que pensé en hacerlo mejor: selectivo para los dispositivos que fueran más propensos a tener la app instalada (teléfonos y tablets) y hacer más amigable la experiencia.
Durante algunas semanas, @pateketrueke y yo —pero principalmente @pateketrueke— trabajamos en una herramienta que de entrada permitiera esta interacción, y además abriera más posibilidades para hacer cosas más interesantes.
Luego el master Huriata le pondría diseño.
El resultado es wasap.js, una librería que permite convertir teléfonos en enlaces que abren WhatsApp hasta hacer una mini app. Para muestra en el mundo real abran el sitio de Macadamia Flores —uno de nuestros clientes— desde sus teléfonos.
Espero le puedan encontrar utilidad, pues este 2018 WhatsApp va a ser muy importante.
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Las Mejores y Peores Identidades del 2017
Como es ya toda una tradición, Brand New nos trae lo mejor —y peor— del año en cuanto a branding. Esta vez son siete las partes en las que esta lista se divide—separándolas por la organización interna que este blog de diseño tiene; un review a las identidades más interesantes, una pequeña nota a las que no consideran dedicarle tanto tiempo, y las más populares (aunque no signifique la mejor).
A destacar la tendencia de simplificar las formas y colores; esto se puede ver muy fácil con el logo de Audi, Watson y el de Movistar. Creo que entre los cambios más valientes sin duda está la identidad de Juventus, cambiando por completo el rumbo que tienen todos los equipos de futbol, homologándolo más hacia lo que hoy es —una marca—, y alejándolo de lo que era —un escudo—.
El nuevo logo de mozilla es sencillamente lo mejor del año; simple, al punto y tremendamente creativo. También da gusto ver rediseños de marcas locales como Chobani, Misfit y Moonpig.
Del otro lado de la moneda —al menos hasta el día de hoy, con 4 partes publicadas—, siento que no ha habido descalabros mayores. Sí, los logos son feos, pero no son terriblemente malos como en años anteriores. Incluso me atrevería a defender el de Paraguay, ya que la idea es muy buena y tiene aplicaciones muy interesantes, cosa que no se puede decir de un muy blando y caótico branding de Bolivia.
Esta es la lista completa, asegúrense de echarle un ojo:
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Feliz Año 2018
Hemos terminado esa vuelta al sol que determina que el año calendario ha terminado. Una en la que muchos podemos coincidir; no ha sido sencilla. Para mi, es el segundo año consecutivo en el que tuvimos que decirle adiós a un ser querido, y dos veces. Difícil tener un balance positivo cuando hay eventos asi.
Pero la vida sigue, y esas almas nos dejaron nada más que lo mejor de sí, y dieron lugar a otras cosas —no mejores o peores, sino diferentes—. Y por eso debemos honrar su memoria y estar agradecidos.
Hubo salud, al menos durante la mayor parte del año. Nunca pensé tener un cálculo renal, pero tampoco creía en lo rápido que terminaria todo. Hubieron risas y llantos, victorias y derrotas, éxitos y aprendizajes, música y películas, y mucho trabajo.
Es difícil voltear atrás en aras de decir que fue un gran año; fue complicado, y por lo tanto tal vez no podemos ser tan optimistas en nuestras palabras. Pero también la elección de estas es lo que transmite a otros, y a nosotros mismos.
Fue el último año que tuve viva a mi abuelita y a Farwar; fue un año que nos unió como familia, nos dio sorpresas y un par de descalabros. Todo lo demás son simplemente cosas que pasan.
De todo corazón espero que el 2018 sea un gran año. Que en el siguiente ciclo, pensemos menos en lo negativo.
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